Tres causas por las que posponemos tareas y posibles soluciones

Tres causas por las que posponemos tareas y posibles soluciones

2017, Jul 04    

La postergación (o procrastination en inglés) es el hábito de dejar las cosas para otro momento en lugar de hacerlas ahora. Una práctica muy habitual y que se caracteriza porque empezamos una tarea y al poco rato la dejamos por otra actividad mucho más placentera que la anterior. El problema de esta práctica (o más bien de este hábito), es que al final no avanzamos en nuestros objetivos o proyectos, ya que continuamente estamos posponiendo tareas, además de la insatisfacción o frustración que nos produce el no conseguir lo que nos proponemos.

Imagínate que te has planificado para hacer la declaración de la renta, pero que día tras día la vas dejando o posponiendo, sí eso que se dice uno a sí mismo: “Bueno, mejor lo hago mañana”. Y mañana se deja para el día siguiente y así sucesivamente hasta que se acerca la fecha final de su presentación. Ya sólo faltan dos días para el plazo final, y sin poderlo posponer más te has reservado en el calendario dos horas, asegurándote que nada ni nadie te distraiga. El caso es que empiezas a rellenar tu declaración de la renta y de pronto suena el “ding” o la alarma de tu bandeja de entrada, indicando que hay un correo electrónico nuevo esperando a ser leído. ¿Cómo no lo vas a mirarlo? Lo abres y de pronto ves que hay una oferta muy interesante de informática o de tu ropa preferida, y sin darte cuenta picas y vas a ver las ofertas en internet dejando la tarea inicial que te propusiste (total, esto no te va a llevar más de 5 minutos, o al menos esto es lo que crees). Al final una página web te lleva a otra y a otra y a otra,…. sin darte cuenta ya han pasado más de media hora y ya es hora de volver a la tarea. Ups, que ahora sólo me queda hora y media!!!! Esta situación te estresa mucho más y encima empieza a aparecer el sentimiento de culpabilidad que a su vez te desconcentra aún más. ¿Has vivido alguna vez algo similar?, yo te puedo decir que de este tipo o similares tengo en mi haber más de las que me gustaría. Sobre todo se suelen producir cuando tengo que hacer algo que no me apetece un carajo, y que aunque me haya propuesto hacerlo, encuentro mil y una excusas (procastino/postpongo) para hacerlo en otro momento.

El no conseguir lo que nos proponemos, aunque sean pequeñas tareas, pero que se repiten en el tiempo puede hacer que pensemos que no somos capaces de lograr lo que nos proponemos, y esto a su vez, ahondará en la creencia de que no lograremos las metas iniciales. Y si esto se mantiene un día tras otro, una semana, tras otra, y así sucesivamente conseguirá minar nuestra autoestima con pensamientos negativos, del tipo: “No valgo”, “Si esto que es tan fácil no lo hago, imagínate lo difícil”, “Para qué proponerme cosas si luego no las cumplo”, etc.

En la mayoría de los casos, esto pasa por nuestra cabeza de manera inconsciente y sin darnos cuenta. Pero para poder romper este hábito necesitamos entender primero las principales causas que lo provocan para después aplicar soluciones adecuadas. De entre todas hay tres que merecen la pena observar:

La tarea no nos gusta o no nos motiva

Normalmente nuestro cerebro está programado para que nos acerquemos a lo que nos gusta y nos alejemos de lo que nos disgusta, ya que esto último nos produce rechazo o nos supone algún tipo de esfuerzo.

En este caso la solución pasaría por buscar la manera en la que la tarea nos resulte lo más sencilla posible, o que no hay otra salida que hacerla, al estilo del slogan de nike “just do it”. Para esto os recomiendo un truco que yo mismo he utilizado en aquellas tareas que más me costaban llevarlas a cabo y que siempre posponía. Se trata de reservarte en el calendario un tiempo para llevar a cabo la tarea y durante ese tiempo sólo puedes hacer eso y nada más. Imagínate que lo que buscas es desarrollar el hábito de la escritura y ya sabes que para eso requiere mucha práctica constante. Vale, ya te has decidido y te has reservado 30 minutos o una hora para escribir, y aplicas esta técnica, lo que significa que durante ese tiempo no puedes hacer ninguna otra actividad, es decir que nada de internet, leer, ver televisión, escuchar música, hablar por teléfono, u otros menesteres. Estaréis solos tú y la tarea sin más: o escribes o harás que pierdas un tiempo precioso. Al principio te costará e incluso habrá veces que sin querer o de forma natural te pongas a hacer otras actividades. Si esto ocurre, deja lo que estés haciendo para volver a la tarea que te habías propuesto e intenta que la próxima vez no vuelva a ocurrir. Poco a poco irás logrando mejores resultados, además de mejorar tu relación con el tiempo y con los compromisos adquiridos.

Tenemos miedo al fracaso

Este es un gran limitante causante de muchos de nuestros males tanto a nivel personal como profesional. Sin entrar en mucho detalle, ya que este es un tema que daría para escribir algún que otro libro, el miedo al fracaso es uno de los principales causantes de postergar tareas. De hecho, gran parte del famoso “Bloqueo del escritor” proviene de que tenemos miedo a fracasar, mucho antes de ponernos ni siquiera a escribir una sola línea.

¿Lo hago o no lo hago? Ya pero y si lo hago y no es bueno, y si lo hago y me doy cuenta de que no le gusta a nadie, o si lo hago y me doy cuenta de que no tengo la capacidad o inteligencia suficiente para hacerlo bien, y si… En fin, que para no defraudarnos a nosotros mismos, lo que nos llevaría a sentirnos muy incómodos, mejor lo dejamos como está. Y encima nos autoafirmamos con frases hechas del tipo: “virgencita, virgencita, mejor como estoy” o esa otra de “mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Esto al final nos lleva a la parálisis más absoluta que encima retroalimenta al propio sentimiento de fracaso, momento en el que pueden comenzar algunos pensamientos nocivos como los de: “no lo voy a conseguir nunca”, “no valgo para ello”, “los demás son mejores que yo”, etc.

¿Y cómo podemos cambiar o romper este círculo vicioso? ¿Cómo podemos quitarnos este miedo tan arraigado en nuestra sociedad y nuestra cultura? Bueno, me atrevería a decir que no es cuestión de erradicarlo del todo o de no sentirlo de ninguna forma, sino más bien de quitarle fuerza. No se trata de negar nuestros propios sentimientos, ya que si están ahí será por algo, pero sí de saber gestionarlos de la manera más adecuada. Para ello debemos enfrentarnos a nuestro propio miedo, primero reconociéndolo de que existe, y después buscando la forma de combatirlo. Y una de las mejores maneras, sin particularizar situaciones y personas, es precisamente mediante la acción, y es que el miedo no es más que un obstáculo mental que se disipa con la actividad. En definitiva, más acción y decisión y menos análisis y pensamiento reflexivo.

No sabemos realmente por dónde empezar

El no saber por dónde empezar hace que posterguemos la tarea que nos habíamos propuesto, ya que la tarea parecerá más difícil de lo que realmente es.

El esfuerzo inicial suele ser mayor que el que tenemos que hacer una vez empezada la tarea. Seguro que habrás escuchado en alguna ocasión eso de que “a mí lo que me cuesta es arrancar, pero una vez que empiezo ya está” Solución: divide la tarea en sub tareas más manejables. No es lo mismo aprender inglés, algo demasiado genérico que buscar academias de inglés cerca de casa en internet.

Aunque pueda resultar un poco contradictorio, otra opción para conseguir avanzar en la tarea o el proyecto es precisamente empezar por cualquier sitio. Simplemente empieza y mientras avanzas ya te darás cuenta de cómo abordar mejor la siguiente tarea, o qué te funciona y qué no te va bien. A veces dedicamos demasiado tiempo a la planificación teórica de cómo podría ser o cómo “debería de realizarse”, respuestas que en muchos casos sólo encontraremos una vez nos pongamos manos a la obra.

En definitiva, luchar contra la postergación nos permite ser más eficaces y productivos, ya que estaremos luchando contra una de las principales barreras que se interponen entre nosotros y lo que queremos conseguir. En esta ocasión vimos tres causas y sus posibles soluciones, pero hay muchas otras. ¿Se te ocurre alguna otra causa y su posible/s solución/es?

Photo Credit: sixteen05design